Jugar a las familias entre los niños/as es una actividad valiosa que fomenta el desarrollo social y emocional desde una edad temprana. A través de esta forma de juego simbólico, los peques tienen la oportunidad de explorar roles familiares, practicar habilidades de comunicación y colaborar en la resolución de problemas. Al asumir roles como padres, hijos o hermanos, los niños/as aprenden a comprender las dinámicas familiares y a desarrollar empatía y respeto hacia los demás.

Jugar a las familias entre ellos también les brinda la oportunidad de experimentar situaciones de la vida cotidiana y procesar emociones de una manera segura. Pueden imitar interacciones familiares, como compartir, cuidar de otros o tomar decisiones juntos, lo que promueve habilidades sociales y fortalece su capacidad para cooperar y negociar.

Además, el juego de “jugar a las familias” ayuda a los niños/as a desarrollar su imaginación y creatividad, ya que tienen que inventar escenarios y construir narrativas. Esto estimula su pensamiento abstracto y promueve el desarrollo cognitivo. Al mismo tiempo, el juego de roles les permite experimentar diferentes perspectivas y ampliar su comprensión del mundo que les rodea.